¡Ay, que tendría el manco de Lepanto
su corazón muerto, su dulce tea,
desleída el alma en sentido llanto,
profuso sangrar en cruel desencanto
de no tener más a su Dulcinea!
Ceje el magín ver al dramaturgo inglés
aleve imprecar en una rabieta,
un dolor adusto trastocar su tez,
oprobio de bergante a su fina prez,
un rey tunante al perder a Julieta.
¿Qué sería de Alemania, el gran poeta,
si la aurora eterna oyera marchita,
ayes, estertor por cruenta saeta
que cupido arranca después que espeta
contrito en pérdida de Margarita?
¡Cuitado y solo, tú, excelso latino,
si ella, deidad de Edén cambia de matiz!
¡Vexilla regis prodeunt inferni no!
Selva insondable es peor a tu camino
si tal no fuese hacia tu amor, tu Beatriz.
¡Pena nimia en símil de mi excelso amor!
Síncope do voy, ¿un hálito auxilia?
¡Jamás, no! Cardo el nimbo a sien, vil dolor,
so pena que exilia a lo eterno al sopor,
de faltar todo... mi musa... Basilia.
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1 comentario:
hola ninio hermoso, gracias por ser y estar siempre conmigo, creo que era algo que no te habia dicho...gracias amor mio...te quiero mucho, no hay duda...besitos!! no digo adios, digo hasta luego amor..=)
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