sábado, 30 de junio de 2007

Chispas VII

¿Quién es tal bonísimo ser alado,
refulgente cual la más dulce pira,
cual regalo del cielo, del buen hado,
que cede el magín y piensa: suspira?

viernes, 29 de junio de 2007

El Fusco

Se le reconocía por el cigarro. Asemejaba un antiguo buque de vapor: el espectral humo hilando el cielo y los dos cascos del sombrero blanco tejido eran lo primero que aparecía en las cuestas de la ciudad. El azul mortecino del empedrado encuadraba su estampa y los muchachos imaginaban el resto: la mar, el vaivén, las velas al cielo.

-No fumo, me rodeo de misticismo -decía en tono cadencioso, tomando impulso apoyado en cada palabra para lanzarse a la siguiente frase, fascinado con sus mismos ojos en el reflejo del cristalino ajeno.

De no ser por su recuerdo colgado de las ropas tantos años, se podría decir que era inocuo. No daba consejos, no compartía sabiduría y jamás alimentó una mala costumbre. Sólo divagaba por la vida; era un pensamiento extraviado. Le decían "El Fusco"; ni él mismo recordaba por qué.

-Me lo gané una noche -decía parado fuera de la escuela, junto a la cancha de futbol-. Estaba demasiado ebrio para recibirlo. Cuando desperté, era como una pestilencia, unas ganas de volver el desayuno que me lo tatuaban al pecho. Nunca rezongué. Era mi mote, sabrá Dios qué hice esa noche para llevarlo a cuestas, pero todos los días lo cuidé, puedo decir que lo amamanté.

Un soplo. Un vaivén de ideas. El resuello de mil rostros acomodados en un azar estrepitoso de presente y un diván en medio de todo, donde acostamos cada recuerdo cuando tenemos ganas de pensar. Así es el tiempo.

-¿Te das cuenta de que eres tu pueblo? -dijo un día.

El muchacho sonrió, como sabiendo la respuesta. Con la mirada en el balón de futbol entre las manos y un séquito de compañeros atentos.

-No, en verdad. ¿Ves aquel remolino? -siguió, dándole una bocanada grande al cigarro-. No es sólo polvo el que lleva. El tono rojizo se lo dan los tomates podridos de Don Pancho, allá en la esquina. Los empujaba uno por uno hasta el bastión del granero, ya de ahí ha sido fácil levantarlos en revuelo, libres.

Los muchachos sonreían. Sin duda, la sabiduría de la que están repletos los chamacos de diecisiete años, no les permitía lucir complacidos jamás. Un tono irónico se les resbalaba de la mirada cuando lo escuchaban, pero jamás se dijo una palabra en ese tenor.

-¿Ves cómo se eleva? -continuó-. Eso es por el algodón de La Finca. Sus diminutos guerreros blancos en coro por el aire. Cuando el mundo se erosiona se te mete por la nariz, a los pulmones, y no importa dónde acabes, llevas el pueblo dentro. Con el tiempo, estás hecho casi enteramente de sus polvos, de su barro. Como el pardo ése que sube, que no es más que el lodazal de la tía Justina, preparándole el baño al Peregrino -decía empujándolo en broma con la risa burlesca e incompleta que mostraba de vez en cuando-. Hora de ir a casa.

Soltaban la risa.

Pasó el tiempo, lentamente, sostenido de los postes se movía por el pueblo, adolorido de tanto traer noticias y llevarse gente para no volver. El tiempo, el mensajero del señor.

Crecieron los ruidos, crecieron los muchachos, crecieron los lugares donde encontrar al Fusco, y los lugares donde perderlo.

Vueltos al pueblo, hechos unos hombrones, se sentaron en el mismo lugar de siempre, tapizado de chamacos y sus mil lenguajes. Los gritos, los lloriqueos, los pleitos; pero se extrañaba esa voz suave y pausada, como agarrando viada.

-Se lo llevó el remolino -dijo el Peregrino.

Soltaban la risa.

Dicen que se lo llevó el cáncer; una noche como cualquier otra. Estaba atrás de la fonda de Don Tomás, cuando le agarró la carraspera y ya no pudo respirar. El pobre se había vuelto parte del pueblo, demasiado como para notarlo. Lo despidieron y lo echaron a las rosas.

Quisieran decir: Aquí yace "El Fusco"; el buque de vapor; un hilo blanco amarrado al cielo para no caer; un pueblo, una época, una voz como agarrando viada. Cuando viviendo tanto se le puede respirar y tiene un aroma pardo, de hierba, de noche y tierra mojada.

miércoles, 27 de junio de 2007

Sapo verde

Feliz cumple, Kisty =)
Un abrazote y un beso.
Le quiero.

martes, 26 de junio de 2007

Lo mejor de Zurdok -según yo

1. Para siempre
2. Abre los ojos
3. Por el suelo y a correr (Tienes algo que esconder o sujetados a los pies)
4. Hombre sintetizador I
5. Si me hablas al revés
6. Pared
7. Sin explicación
8. No importa
9. Luna
10. Bien o mal

Màs Simpsons


-Homero: ¿Quieres la verdad? Tú no puedes manejar la verdad, porque cuando uno levanta la mano para tocar la cara de lo que fue su mejor amigo, es un montón de basura, olvídalo marge, esto es el barrio chino.

-Marge: Homero, has gastado mas dinero en tatuajes temporales que en regalos para mí.
-Homero: Pero marge lo valen ¡Mira el del perro chihuahueño! ¿¡Mi tatuaje!? ¿¡Dónde está!?

-Jefe Górgory: Queda detenido por el asesinato de Moe Szislack y Apu Nahas...Nahsdjlfdg.... Por el de Moe, sólo por el de Moe.

-Agnes (desde otra habitación a Skinner que está frente a su PC): ¡Seymour! ¿Estás viendo fotos de mujeres desnudas?
-Skinner (sonriente): No, mamá.
-Agnes: ¡Afeminado!

-Hippie: Los sesentas acabaron el dia que vendimos esa camioneta. El 31 de Diciembre de 1969.

-Homero: No soy hombre de plegarias, pero si estás ahí arriba: ¡sálvame superman!

-Lisa: Además, ¿qué tiene de especial ese partido? No es sino un capítulo más en la absurda rivalidad entre Springfield y Shelbyville. ¿Construyen un minicentro comercial? ¡Nosotros un maxicentro! ¿Preparan la pizza mas grande del mundo? ¡Nosotros incendiamos su ayuntamiento!

-Homero: Desearía un muñeco para mi hijo.
-Vendedor: Llévese éste. Pelo cuidado. Soble él pesa una telible maldición.
-Homer: Eso es malo.
-Vendedor: Pelo tiene delecho a un litlo de yogul.
-Homer: Eso es bueno.
-Vendedor: El yogul también está maldito.
-Homer: Eso es malo.
-Vendedor: Pelo puede elegil el sabol.
-Homer: Eso es bueno.
-Vendedor: El yogul contiene benzoato de sodio como conselvadol.
-Homer: ...
-Vendedor: Eso es malo.
-Homer: ¿me puedo ir ya?

-Homero: Puedes hacer dos cosas. O te quedas ahí llorando y comiendo comida para perros hasta que tus lágrimas huelan a comida para perros y le hagan volver, o salir ahí fuera y ponerte a buscarlo.
-Bart: Tienes razón, papá (Bart se va)
-Homero: Ay, casi lo hago comer comida para perros.

-Bart: Homero, estamos organizando una excursión para padres e hijos.
-Homero: Jeje, tú no tienes hijos.

-Karl: Qué ¿qué tal va lo tuyo con tu vecina?
-Lenny: Buah, eso se acabo, ha puesto una persiana.

-Homero: Marge, primero me dices que no lo compre, y ahora me dices que lo devuelva… ¡Decídete ya!

-Jefe Gorgory: Una orden de arresto para nospmis j remoh , empezar por el barrio Griego
-Policía: Jefe, esta leyendo la lápida al reves, es Homer J. Simpson
-Jefe Górgory: Oh sí, cancelen la orden pero traigan bocadillos, ¡de pan blanco!
-Policía: Jefe, le está hablando a la cartera.

¡Y ya!

lunes, 25 de junio de 2007

Chiste de noche


Van dos granitos de arena caminando por el desierto, cuando de pronto, uno se queda parado en medio de todo, sin decir nada. El otro se detiene a esperarlo, buscando en sus ojos una explicación, a lo que el otro contesta:

-Espera, es que tuve un "déjà vu".

Best of Oasis -according to me

1. Let's all make believe
2. All around the world
3. Gas panic!
4. Wonderwall
5. Part of the queue
6. The Masterplan
7. Born on a different cloud
8. Champagne supernova
9. D'you know what I mean?
10. Live forever

Ah, y Don't go away.

Personas favoritas

0 - 6 años:

-Mamá

6 - 12 años:

-Carlos César, Adonay, Benjamín, Alfredo, Luz, Rosa.

12 - 13 años:

-Boni, Adonay, Yadira.

13 - 15 años:

-Ernesto, Jesús, Joy, Paúl, Edna, Claudia.

15-19 años:

-Claudia, Edna, Geinsani, Karla Paola, Alma, Brenda, Ariadna, Kirenia, César.

19 - 22 años:

-Claudia
-Geinsani, Cristina, Marcia, Nicte Loi, Liuba, Carlos.
-Marisol, Tamara, Mitzi, Yaneth, César

22 - 24 años:

-Yo
-María Luisa, Sergio, Noemí
-Lucía.
-Miguel
-César

24 - 25 años:

-Gladys
-Andrea, Mica
-Miguel
-César

25 - 26 años:

-Rigel
-Jessica
-Mica, Andrea, Issis
-Miguel
-César

26 - 27 años:

-Jessica
-Sindhy
-Miguel
-César
-Issis

Lenguas muertas II

Solo, de idioma una imagen,
con la voz apenas audible en una cita que tinta profiriò.
Una remembranza de marras anega la hoja blanca
que en sus trazos se escurrió.
Un lucubrar de ideas abstractas en vaivenes de sí plasmar,
hilvanadas lentamente, como el viejo que aguja, en el lecho postrero,
hila sin premura ni pesar.

Un ululato se oye entre rendijas.
Un crujir, maullido,
un caer de libros súbito apura mi mente.

Cual bandada de aves contritas por el verde ido,
renuentes a alzar el vuelo
que veja las alas túmidas de tanto esfuerzo en el hielo,
llamadas al calor,
constreñidas quizá por un estruendo que amenaza con borrar su lar,
azoradas, con el corazón del espanto,
antes de salir segando el viento para su sino ideal encontrar...
así mi mano de mar busca la pluma.

Aterida la imagen en mi mente,
cual roca inamovible, cual flor inmarcesible,
se esboza límpida, hialina, una nobilísima dama,
quizá nivea la blancura, ataviada en una saya.
¡Fulgor que derrama la tinta en un idilio!
¡Ojos que buscan camino en el guiado por Virgilio!
Deseo que ensoberbece y al final estalla...

Lánguido, exangüe, quizá exigua mi porfía.
Palabras miles, de poemas letanías,
empero jamás pude decir
de la belleza de María.

domingo, 24 de junio de 2007

Hay dos caminos

Hay dos caminos, cuatro si uno se pone a filosofar. Prefiero el primero, no sé si porque es el viejo, o porque se siente cómo se entumece la cara de historia y frío de tanto pasar; tanto que uno bien sabe que la vaca se ha movido por el nuevo pedazo pelón de verde en el camino. El otro camino está así de pelón. Si no fuera por el de Cuitzeo, más valía voltearse treinta kilómetros a un lado, e imaginarse que anda uno saltando por los baches de Quiroga o Zacapu; que así se viaja mejor.

El de ida se siente largo y escabroso. Apenas uno le agarra confianza, se tuerce y se tambalea, como queriéndome echar del lomo. Nomás ve uno cómo serpentea mientras las ruedas se agarran al pavimento como si le quisieran alinear. Así voy a gusto. Uno espabila los sentidos e imagina trailers y carros atravesados. Quizá hasta se ponche una llanta y voy a dar al fondo del lugar. Total, me echo un clavado al de Pátzcuaro y espero venga la grúa. Con la camioneta llena de comida, ¿qué más puede pasar?

Alguna vez tuve que desviarme, salirme del camino. Primero intenté la autopista. No sé si llegué soñando acaso, pero gran parte del trayecto apenas si se recuerda como algo que fue. Que si los vidrios polarizados, el narco, el sinaloense de visita, y la mordida del fuereño. Quinientos pesos, y ni hablar. La alternativa son mil doscientos y andar sin licencia. Cuando con treinta se los quita un michoacano de encima. Y si la ida fue aburrida, la de venida peor; pues te avientas la laguna al salir y de ahí pal real, ni charcos. Casi le miento la madre al federal, nomás pa tener con quien platicar. Y mando un mensaje en el celular, y el que me la mienta es el angel de la guarda, ya cansado de manejar.

Así anda uno, llenando fichas de retiro, de depósito, atinándole al lugar donde se está.

-¿Y dónde hay un HSBC por aquí?
-Uh, joven, anda relejos. Se tiene que ir por aquí y...
-Pues que no Zamora es chiquito.
-Pues sí, pero en Morelia ya crecimos, y tiene que usted evitar el tráfico por el periférico y rodear la ciudad.
-Ah, pos sí, verdad.

Y luego, de regreso. Bajo los vidrios polarizados hasta el suelo, no me vayan a ver. Que con la carraspera que me agarra, no dudo y me sigan de a oído. El de placas de sinaloa... y todos viendo. Hasta los militares se arremangan la camisa y aprietan los rifles.

-¿Cómo le va, joven? ¿Adónde va?
-Pa Zamora.
-¿No será usted de Sinaloa pues?
-Sí, pero no voy pallá.
-¿A qué se dedica?
-Pues, antes sabía; ahora nomás estoy cansado y me duermo ya que terminé de hacerlo.
-Que le vaya bien, pues. Ándese con cuidado.
-Ándese con cuidado usted, que no ve que soy de Sinaloa...

Entonces despierto, no sé ni dónde, pero ya es hora de irme. Es la idea de modernidad... uno siempre con un lugar a donde irse... un lugar el cual dejar. En la mañana la casa, en la tarde el trabajo, con los años, la ciudad. Con ganas de decir, yo aquí me quedo, y descansar hasta tarde y bostezar si alguien viene con problemas... ¿qué sé yo? Yo vengo de Sinaloa.

Entonces es el otro camino. De bajadita. Agarro la sierra y sólo se siente cómo me escurro por ella. Hasta saco la lengua para afinar los sentidos. No como en la otra, donde me rasuro, envío mensajes, plancho la ropa y le enseño a mi loro a manejar. No vaya a ser que me duerma y me despierte cubierto en rosales en las tripas de un gusano. Por acá no es necesario. Por el viejo camino. Atravieso CHilchota y me pregunto si de acá salen los embutidos... o si eran embutidos en un principio. Yo como Fud. La costumbre. El paisaje es verde, y allá, al fondo, a la izquierda, para el oeste... se ve una colina, apenas poblada en casas. Será Jiquilpan, será Jacona allá adelante, pero he llegado. Acá me siento a gusto. No hay mucho por qué batallar. Yo entrego el jueves y de ahí, voy patrás. Llego a la gasolinería cuando me topo con otro auto con placas sinaloenses... también polarizado.

-Buenos días, amigo... también es de Sinaloa.
-Sí -le contesto con auténtica alegría en el rostro-. Soy de Culiacán.
-Ah, yo soy de Guasave -me dice sin soltar la manguera-. ¿Pues qué anda haciendo por acá?
-Ya ni sé -le contesto-. Se me va el tiempo en dormir cuando estoy cansado del trabajo.
-Yo voy para la casa. Vinimos con unos familiares, a conocer pues.
-Sí, pues, es bonito.
-¿Qué, no va pa Culiacán?

Volteo a la carretera. Sólo el letrero se alcanza a ver. Respiro profundo y contesto cuando el auto con placas de sinaloa sigue a la derecha. Primero pasa por Guadalajara, luego Tepic, Mazatlán... Yo doblo a la izquierda.

-No, amigo, yo aquí me quedo. Mañana voy pa Morelia, y si ve a un Culichi, me lo saluda... dígale que dije yo.

sábado, 23 de junio de 2007

Lenguas muertas

¡Ay, que tendría el manco de Lepanto
su corazón muerto, su dulce tea,
desleída el alma en sentido llanto,
profuso sangrar en cruel desencanto
de no tener más a su Dulcinea!

Ceje el magín ver al dramaturgo inglés
aleve imprecar en una rabieta,
un dolor adusto trastocar su tez,
oprobio de bergante a su fina prez,
un rey tunante al perder a Julieta.

¿Qué sería de Alemania, el gran poeta,
si la aurora eterna oyera marchita,
ayes, estertor por cruenta saeta
que cupido arranca después que espeta
contrito en pérdida de Margarita?

¡Cuitado y solo, tú, excelso latino,
si ella, deidad de Edén cambia de matiz!
¡Vexilla regis prodeunt inferni no!
Selva insondable es peor a tu camino
si tal no fuese hacia tu amor, tu Beatriz.

¡Pena nimia en símil de mi excelso amor!
Síncope do voy, ¿un hálito auxilia?
¡Jamás, no! Cardo el nimbo a sien, vil dolor,
so pena que exilia a lo eterno al sopor,
de faltar todo... mi musa... Basilia.

miércoles, 20 de junio de 2007

Chispas VI

Son tus labios el fuego,
eterna quemazón,
que vas por ahí blandiendo,
como tizón.

Son tus besos morir entero,
vuelto a cenizas,
mas son tus besos volver al suelo
que tú pisas.

A la hora de dormir


Siempre llega a la hora de dormir. De un sentido cáustico, cuasi-mortal. Cuando juntas entre miradas el frío que se sube por la espalda antes de voltear. Es la sombra engarruñada por los rincones, la forma fétida y sulfurosa de unos cuernos enganchados al alma. Cuando la almohada aparece siniestra antes de "en-tumbarla" por el suelo. Y ahí me quedo: quieto, con los ojos pelones, esperando ver aquello que no quiero ver; no me vaya a agarrar desprevenido. Cuando los quejidos son de espanto. Cuando las bisagras se arrastran en rechinidos por el suelo hasta mi cuarto, desde afuera, desde donde vienen todos a asustar subiendo por los pies helados, entre mis cobijas, con un tridente en las costillas para sofocar. Cuando me respiran en el cuello y temo que sea cierto y tenga que enterármelo yo solo. De dientes pelones y rostro quemado, pero viéndome clarito a los ojos. Como aquel que ahorita está en el closet sentado. Ese que me ve escribiendo tan atento. Ahí está, si ya lo vi, nomás me hago el disimulado. Con la cabeza gacha, de cuero pelado, sanguinolento. Con greñas pero sin muchos mechones y que ahí está, rumiando como animal mal engendrado, esperando me mueva para salir como alma que lleva el diablo y devorarme completito. Ése, ya lo vi. Respira hondo, para que sepa yo que sigue vivo y se me va a trepar nomás me duermo, nomás me descuido tantito y lo dejo se me suba. Por eso no me muevo de aquí y sigo escribiendo. Porque apenas llevaba unas veinte palabras y ya lo habia visto. Desollado como cochino, llenando de sangre mis zapatos, tocando con un dedo la puerta blanca de madera de mi closet, como contando los minutos antes de asustarme. Lo que no sabe es que cuando había escrito apenas diez palabras sentí unos dedos en mis tobillos y el aliento caliente que tienen las bocas cuando le respiran a uno cerquitita de la piel. Así, clarito, en mis pantorrillas, subiendo poco a poco mientras yo no le miro, yo nomás escribo, no vaya a ser que me asuste yo y me mueva muy brusco y el del closet se me venga encima con sus mil demonios antes de que el de abajo me respire tan cerquita al oído que ese cosquilleo de miedo sea literalmente mi último aliento.

martes, 19 de junio de 2007

Charlas con Dios III

-Gracias, señor.
-No hay de qué, hijo.
-Inga, ¿quién habla?
-Pues Dios.
-Nah, no mames. ¿Quién chingados habla?
-Soy Dios, hijo, no temáis.
-Se dice no te mees, pero creo que ya es demasiado tarde.
-¿Uh?

lunes, 18 de junio de 2007

Día del padre


Ella es mi madre, él es mi sobrino, hijo de mi hermana.

Ella ve las aguas donde yace mi papá, su gran amor.

Él ve inocente las aguas allá abajo; sin saber que cuando sea grande y pregunte por su abuelito, le diremos una vez lo conociste y te adoraba, como aquella vez que lo viste en el mar.

Ocho cosas qué decir

Contestando la Meme que fueron tan amables en encomendarme, digo las reglas de ésta:

1) Cada jugador cuenta 8 cosas de sí mismo.
2) Además de las 8 cosas tiene que escribir en su blog las reglas.
3) Por último tiene que seleccionar a otras 8 personas y escribir sus nombres o blog.
4) Por supuesto, no hay que olvidar dejarles un comentario (que han sido seleccionadas para este juego).

Ahora sí, las ocho cosas que nunca quisieron saber y no imaginaban averiguar acerca de Ugolino, su servidor, Luis Alberto, de antemano, muchas gracias, ja.

1) Soy ambidiestro; o sea, hago muchas cosas como zurdo y muchas como derecho. Aunque ser derecho predomina, porque el mundo asì es.

2) Me puedo burlar de TODO. Sarcasmo, humor negro, burla... pero siempre en broma pues se entiende que jamás en la vida podría pensar así en verdad. Cosa que no muestro aquí.

3) He estado a punto de morir. Hasta saludé a San Pedro. No sé si se acuerde de mí.

4) He deseado morir. Será que extrañaba al Pedrín.

5) Me encanta pensar en mi boda, como niña, ja. A pesar de no gustarme el catolicismo para nada, me encantan sus bodas y toda su parafernalia.

6) Soy más budista que otra cosa.

7) Aunque pague, publicaré una novela. Es sobre un colegio de magos y... prrr.

8) Ya no tengo personas favoritas.


Por su atención, gracias :)

Respecto a quién le paso esto, ya saben... los que tengo de blog, jaja, pues son los únicos que conozco y como ya lo hicieron... ¡ayuda!

domingo, 17 de junio de 2007

Un abrazo

Feliz dìa, pa.

jueves, 14 de junio de 2007

Funeral para un amigo

Lo más trillado del mundo y sin embargo, nada mejor qué decir.


Cómo quisiera hacerlo; tantas veces lo he pensado.
Enterrar mi corazón y con el tiempo, sólo recordarlo de vez en cuando.
Llevarle flores, sonreír.
Sentir que fue el mejor.
Lo más grande que jamás había existido
y dejarlo ir;

pero a veces oigo un ruido.
A veces confundo cualquier tamborileo con su pulso
y me quedo quieto,
y pego la oreja al viento para ver si lo vuelvo a oír.

Nada.

A veces quisiera hacerlo
-es esta noche-.
Dejarlo en manos ajenas,
sepultarlo bajo sus pies y no volver a saber de él,
asfixiado,
aunque me ruegue salir.

miércoles, 13 de junio de 2007

Es mi casa

En el aire se escucha, como prestándole voz. Es un murmullo -no un lamento- que se viene desgajando de pintura con el techo hasta la coladera central del pequeño cubo de luz. Es la abreviación de la dulzura; pequeño, corto, fugaz. La caída de un trozo de barro de las jardineras. Es abono derretido, fundido con el adoquín del pasillo que florece en las pisadas del extraño; el sueño del hartazgo de sol y el súpito caer de la enramada entre los hombros. Es la vieja ventana de herrería vencida y sus quistes de herrumbre que enmohecen el ambiente en un instante difícil de arrancar, tan difícil como ese cielo tormentoso, ese trozo de azul supino pintado de muros en derredor. Es la imagen del descanso, del sempiterno idilio del viajero; la cuesta vencida y al final sólo un sentido claudicar de ojos. Es el viejo llamado a casa.
Donde nada cambia. Donde soy igual, aún con el techo avejentado; donde puedo respirar el mismo aire acochambrado de memorias; una más, antes de partir... nomás por vivir.

domingo, 10 de junio de 2007

Uno más de nuevo


La maestra le pide a los alumnos que escriban un relato que involucre religión, realeza, sexo y misterio.
Pepito ni tardo ni perezoso escribió lo siguiente:






-¡Oh, Dios mío! -exclamó la condesa-¡Estoy embarazada y no sé de quién!

Onironauta

Un sueño lúcido es un sueño en el cual el soñador se da cuenta de estar soñando. Este tipo de sueño se puede dar de forma espontánea o bien ser inducido por determinadas prácticas y ejercicios.

A la persona que se autoinduce el sueño lúcido o lo tiene a menudo de forma espontánea se le conoce como onironauta.

Los soñadores más experimentados pueden llegar a controlar sus sueños casi a voluntad, dirigiendo el sueño y llevando a cabo sus deseos en los mismos. Entre las habilidades posibles para un soñador experimentado, están el poder cambiar el lugar donde se encuentra en el sueño, visitar sitios conocidos o imaginarios, volar, cambiar de forma, y cualquier cosa que se le ocurra durante el sueño. Los sueños lúcidos son notables por perdurar en la memoria, siendo excepcionalmente mejor recordados que los sueños típicos y no lúcidos (aunque también es posible no recordarlos). Los onironautas describen regularmente sus sueños como excitantes, fantásticos, llenos de color (se observan los colores mejor que en la misma realidad). Además, incluso han informado de sueños lúcidos que han tenido lugar en una especie de hiperrealidad, una realidad que se siente más real que el estado cotidiano de vigilia. En estos sueños todos los elementos del sueño están amplificados, por lo que a menudo comparan sus sueños con experiencias espirituales.

Al igual que los normales, los sueños lúcidos se producen durante la etapa REM del sueño.

Yo los tengo, desde siempre. No sabrìa cómo dormir sin poder controlar mis sueños. Esta noche, por ejemplo, jugaba basquetbol contra no sé quién; una pasión muy vieja. Podía hacer lo que quisiera. Encestar como quisiera, casi volar por la cancha. A veces me da risa porque sé que sólo estoy soñando y no es justo para mis oponentes; pero es divertido. Ganamos, je.

Ya desde chico tenía esta "habilidad"; el problema es que se descansa poco. Es como vivir una doble vida. Una donde todo es grandioso, donde todo es perfecto y se es feliz... y la otra cuando sueño.

No sabría cómo interpretar lo que he vivido desde siempre. Recuerdo varias cosas que ahora que lo pienso, no sé qué tan normales sean.

Desde chico me ha encantado pensar, deducir las cosas del mundo y creo que esto me ha ayudado a vivir lo que he vivido. Por ejemplo recuerdo varias cosas, entre ellas:

-Siempre tuve el sueño muy ligero. Basta con que alguien se acerque caminando a la puerta de mi cuarto para saber que me van a llamar -pues no me molestan en condiciones normales- y despierto al instante.

-Hay ocasiones en que -si duermo con alguien- siento, poco antes de que suceda, que la otra persona va a despertar; lo cual me hace despertar para preguntar què es lo que pasa o le molesta.

-Tengo pesadillas en extremo. Será porque ceno tarde, o porque descanso poco al dormir, o porque me doblé un brazo y eso me molesta, pero casi siempre tengo pesadillas; pero igual, en sueños lúcidos; lo cual me hace vivir las situaciones más extrañas y a veces quizá un poco enfermas. Como saber qué villano quiero ver y saber a quién va a matar y cómo, je. Me divierte.

-En una noche promedio puedo despertar hasta 20 veces. Esto se agrava cuando estoy muy cansado pero no tanto como para caer dormido sin saber qué pasa -lo cual sólo me ha ocurrido en contadas ocasiones-.

-Puedo estar soñando una cosa, despertar, ir al baño, tomar agua, y seguir soñando lo mismo al volver a voluntad. Donde sea que me haya quedado en la trama. Incluso antes de dormir, cualquier día, puedo pedir qué soñar. No siempre funciona, pero sí la mitad de las veces.

-He sentido la presencia de fantasmas o seres extraños a mi lado; cuando mi cuerpo está paralizado y puedo ver mi habitación entera pero sigo soñando. Esto es lo que puedo comparar con la Hiperrealidad. Si nunca han sentido esto, se los recomiendo. Gracias a Dios nunca he sido muy asustadizo pero déjenme decirles que las ocasiones en las que me ha tocado vivir esto siento una inmensa excitación. Sólo el saber que estoy soñando me mantiene sobrio en esas situaciones; pero les aseguro que cualquiera pudiera perder el control y jurar que lo que vio fue real y contarlo así por el resto de los días; muerto de miedo. Quizá lo fue.

En resumen. Les recomiendo un día vivan estas experiencias. Son de lo mejor. Cuando sientes que eres capaz de todo y te diviertes como niño dándole vuelo a la imaginación. Yo lo he vivido y es una de las razones -una de tantas- por las que vivir es maravilloso.

Esta noche te veré a ti. Quizá hasta en una pesadilla.

viernes, 8 de junio de 2007

Aníbal Preciado

Así era Aníbal Preciado, obstinado; por eso cuando su esposa lo veía a los ojos fijamente, diciéndole que ese hijo que sostenía en sus brazos no era suyo, no dijo nada. Nomás se acomodó el sombrero, se acomodó los pensamientos, mirando lejos dentro de esa mirada negra de su esposa. Sentía cómo le corría el sudor por la espalda, como pedazos de hielo enchinándole la piel, congelándole los sentidos. Sólo uno le quedaba, ya parecía que se oía solito; nomás de puro pensar, de puro escuchar...

-Bien me acuerdo lo que dijiste, Aníbal, guardé entre las ropas esa manda por mucho tiempo, y Dios sabe que no quise sacarla, ni siquiera para enjugarme las lágrimas de tanto añorar. Muchos años la guardé, aquí, pegadita a las costillas, para no sentirla cerca de mis pechos caídos o mi fruto marchito; pero lo que el niño Aníbal dice, se cumple, y qué iba yo a hacer. Si hasta Dios te reniega cuando dices que va a llover y llueve, y saltan como chapulines por el campo todos los del pueblo y te agradecen a ti y hasta limosna te quieren dar en los domingos, pues saben que fuiste tú el que les dio de comer. Qué iba yo a hacer si cuando lo iba a parir ahí me tuviste con las piernas apretadas tres semanas más de lo que debía porque tú te ibas a cazar y no volvías hasta ya pasada la noche; y el niño no nacía pues Aníbal Preciado se acomodó el sombrero con la carabina al hombro para no saber; nomás dijo: "Mi hijo no nace"; y se fue hasta gastarse el alba en pequeños faroles por doquier. Y ahí estaba yo, cumpliendo esa manda, porque ésta ya era mía, pero no te dabas cuenta, Aníbal. Si tu hijo aún no nace es tu culpa porque aquella noche, aquella noche en que sentía que las brasas que alimenté por ti, por tu retoño, se me apagaban, se me iban con cada trago de agua y saliva de tantas ganas de crear y tan pocas esperanzas, me dijiste, me acuerdo clarito que me dijiste: "Yo no voy a tener hijos, ya estamos viejos, Carmen, ya no estamos pa esos trotes. Si quieres un hijo, pos a ver cómo le haces, porque lo que es yo; yo no los quiero". Y por años cargué con el peso de esas palabras, porque sabía se cumplirían y no miraba cómo era eso posible, no estaba en Dios; pero como siempre, Aníbal, hasta a Dios le das la contraria; así como cuando apostabas al cinco y te llenabas de dinero sin trabajar por él y yo pensaba que eras cosa del diablo y por eso no querías otro hijo por ahí, rondando, malviviendo, sintiendo cosas que no debíamos sentir; pero yo te amaba, y de los dos no podía salir cosa mala, por eso te pedí un hijo. Y entonces me encontré a Don Chumel y supe que era él; no sé si eran esos ojos azules que se me afiguraban al Señor o sólo ganas de prenderle fuego a mis entrañas, que tanto lo necesitaban; pero ahí estaba, mirándome a los ojos como me ves tú ahora, Aníbal, con esa bondad escurriéndose de lástima, con esa ternura que sólo se le tiene a quien más amor le podemos dar; sólo que ésta lástima de tus ojos es por ti, Aníbal, la que sientes de pronto por saber que siempre fuiste tú el dueño de tu destino y del de todos los que te amaban; no como el Chumel, que sólo vino a cumplirte tus caprichos con las palabras del Señor y los pantalones calientes; y por eso tu hijo no ha nacido, Aníbal, porque tú lo dijiste y hoy me empieza a preocupar que así lo hayas sentido y todo esto no fuera obra del diablo y Dios no esté tan lejos, y sólo haya sido un capricho tuyo y cada vez que te reflejes en los ojos nuevos y azules de Don Chumel, sepas que tuviste unos negros bien metidos en el alma que te daban todo porque los voltearas a ver, de eso sí tengo miedo..."

Aníbal nomás movía la cabeza de arriba para abajo, repitiendo en su mente cada palabra; regalándoles el sentido que antes no les habría podido ni prestar. Se guardaba las respuestas para al rato, cuando tuviera saliva, cuando pudiera sacar las lágrimas que le agotaban la mirada; entonces nomás agachaba la cabeza y veía a los ojitos tiernos del niño; tan inocente. Entonces dijo despuès de un rato:

-Sí los quiero.
-¿Qué?
-Que si los quiero, caray, y ya verás lo que es ser obstinado.

Cuando ella se quedó callada.

Chispas V

Cendal de luz, pequeño espacio,
menguando lo que queda tras la bruma,
queda el sol enmarañado en el albor,
en la mezcla de las nubes y la espuma.

Se derrama la luz en el paisaje;
por el agua un sauce astillado le hiere.
Se pinta de rojo el ocaso, rosa y púrpura,
y a tu faz regala un beso y muere.



Gracias, Bécquer.

martes, 5 de junio de 2007

Una pasión por otra

Es el hombre esclavo de sus pasiones. Desde el mismo instante del nacimiento, cuando llora y grita por volver a ese tranquilo y tibio vientre de la madre, hasta volverse loco por una mujer y casarse hasta que la muerte los separe.



Es de un buen hombre vivir apasionadamente, como si en esto se nos fuera la vida; y es de sabios contenerse cuando una pasión pudiera privarnos de muchas mejores.


Me apasiona la fotografía, al menos, verla de manos de quienes saben. Me encantan las mujeres, al menos, verlas en manos de quienes saben. Me encanta esta foto, y me encantaría ver al tipo ese que tomó la fotografía en manos de quien verdaderamente sabe.


Que asi sea.

lunes, 4 de junio de 2007

Ciudad de México

Amaneció entre las sábanas. El cielo delineaba dos cosas: el sueño apesadumbrado de un leve recuerdo y la silueta vacía de tu cuerpo a mi lado. Siento –sólo siento, pues eso parecía haber soñado- que dijiste “ahora vuelvo” y te perdiste entre blancos pliegues de algodón. O quizá fui yo, que, acostumbrado, apenas pude regalarte un sí para no tener que comprar el olvido. Cuando al fin despierto recuerdo en pequeños detalles el cuarto. El buró, la televisión, el closet, la puerta… ¿Me habré dormido antes de que vinieras a la cama? ¿Habrás venido siquiera? Las almohadas siguen en su lugar, pero también el control remoto, y bien sé que no fui yo. Tuviste que ser tú al acostarte sobre él y reclamarme –por última vez- que lo pusiera donde debía. Nunca lo hice. Quizá hasta me quitaste la cobija y me diste un codazo, enfadada, al acomodarte. Y yo me reí por tu actitud niña y me volteé hacia la pared contraria, porque así duermo. Y por eso tu lugar estaba frío; sólo porque saliste muy temprano y tuviste tiempo hasta de doblar tu ropa de dormir y colocarla en su lugar.

Me pongo en pie, en uno, en el otro, en el otro de nuevo y al fin en los dos; y asemejando un torpe zombi de cualquier película, tropiezo con mis zapatos, mis tenis y mis sandalias en el suelo, me sostengo en la puerta del closet y me meto a bañar.

¿Desayunaste? Sigo tus pasos tal como los darías y ya no sé si es que te sigo buscando o los he aprendido de tu sombra. Los platos están limpios, secos, y aún cuando te gusta limpiar, jamás lavamos un plato después de comer… no. El sabor de la comida en el ambiente, en tu paladar, cómo se desliza por la alfombra, bajo la puerta, va y toca la puerta del vecino con un recado de dos: que somos felices. Eso era mejor que nada. Esa invitación al descanso después de comer que se disfruta verdaderamente, y que no es el maldito final del dolor de espalda que vamos a enterrar en el colchón. Cuando te quedas frente a la computadora y yo me voy de largo hasta la cama y sé que me seguirás y, acostándote con medio cuerpo sobre mí, preguntarás qué vamos a hacer y yo, con tierna condescendencia, contestaré cualquier cosa que ayudara a decidir tu humor. Después saldremos y no volveremos a tocar la cocina en uno o dos días. Mas no hoy, hoy apenas si escucho el monótono ruido del boyler sobre la estufa y el traqueteo del refrigerador. Tras de eso, mi respiración y el cuchicheo de una respuesta; tan obvia que sonrío por no haberla visto antes: Has salido con tu prima, con una prima y tu hermana, con una prima o tu hermana a desayunar por la ciudad y no volverás sino hasta pasada la una. Eso me da tiempo para hacer lo que quiera. Disfrutar de un poco de esa soledad que ahora sólo me saluda de mano. Invariablemente sé qué será. Un rápido paseo por la computadora, el suficiente para saber que ya no sé qué hacer ahí. Encender la televisión y dormitar hasta que se mezcla la realidad y la ficción. Un reloj en la pared, un camafeo y tu figura en el umbral de la puerta; pero por alguna razón, hoy no, hoy ya cerré la puerta del departamento y me dirijo a la salida. Quizá haga un buen día.

Me detengo en la puerta y observo al mundo que me ignora. Me ignora tanta gente –imagino-, que debo ser muy importante. Tomo una bocanada de aire y me uno a los transeúntes, y parece que me rebasas por debajo del brazo y te quedas ahí, mientras esperas volteé y tenga una reacción divertida a tu detalle. Sigo pensando. El sol se cruza en el camino, se desliza por entre los espacios y parece morir en el choque con la brisa nocturna que sobrevivía escondida en las jardineras. Es un día hermoso, dirías, y me pongo a pensar porqué no lo dije yo. Hoy no tomo el metro, sólo sigo caminando entre decenas de vendedores de las más inverosímiles cosas. Pienso en comprar un carrito de supermercado y pasearme por aquí una vez a la semana. Me lo has prometido tantas veces que ya lo hacemos en nuestras miradas cuando apenas podemos caminar en el Eje Central o San Cosme. En un abrir y cerrar de ojos ya estoy en el monumento a la revolución, el caballito, y aún espero dar contigo, aunque sea forzar el poder de las casualidades; pero de pronto, el calor…

Cuán distinto era, mi amor, quedarse despiertos hasta la madrugada, hablando de necedades que aún no calaban como navajas en nuestros orgullos. Encontrar el cansancio en la millonésima palabra dulce, y no en la primera estupidez que se nos viene a la mente. Disfrutar de la nada plenamente, pues de eso están hechos los sueños, del infinito espacio entero para soñar.

Me apresuro a buscar la sombra, el árbol, el parque, sentarme en cualquier cafetería y esperar a que se ponga el sol. Si me esfuerzo un poco puedo ver el departamento vacío. Tú desayunando y yo por la ciudad, sin rumbo fijo, sólo con las ganas de encontrarte. Siento que respiras junto a mí con el aroma del “white chocolate moka” en el rostro. Quizá una frase de amor tuya y de pronto el resplandor…

Pero acordamos que la vida no era sólo eso. La vida eran problemas, gritos, llanto, las ganas de renunciar porque aquello que más amamos es lo que más no lastima. Aquello que no perdonamos es lo que más quisiéramos olvidar. ¿Y el amor? Dime a mí qué es el amor. ¿La pasta que une todo? ¿Los amigos, el trabajo, la familia… el ser amado? Las ganas de volver a casa aún cuando te ocultes en un rincón.

Doy vuelta en una esquina y ya no sé dónde me encuentro. Quizá viré mal en Reforma, quizá debí seguir de frente en la cuchilla, en lugar de seguir la acera contraria seducido por los globos de colores que habrían llamado tu atención. Así eres. Conquistas al mundo en cientos de palabras y se te escurre por las manos en una leve pasión. ¿Quién siente como yo? Decías todo el tiempo; y en secreto te confesaba, con los dientes apretados: quisiera, en verdad quisiera ser yo. Debo desandar los pasos o este maldito calor… No hay nada, más allá no hay nada; ni detrás. Ya ni siquiera reconozco las ropas que traigo puestas. Pensé en vestirme de azul, pero… ya debes haber terminado de desayunar.

-¿Quién siente como yo? -repetías.
Mil veces no lo dije: ¿Quién piensa como yo?

Debo correr ahora, este maldito sudor, ya debes haber salido. Debo alcanzarte en el metro, en la puerta del departamento, en el corredor. Pido un taxi, nadie se detiene, empiezo a correr tras de ti y siento que sonríes porque nos estamos mojando. Siempre detestaste la lluvia. Será porque tardabas horas alaciándote el cabello o porque eras tan friolenta que te daba pena tener que quitarme la chamarra cuando sabes que soy más friolento aún. Yo siempre pensé que era porque no te gustaba cómo te veías llorando. Con el rimel negro escurriendo por tus mejillas, con esa carita aterida en temor… o es que la odiaba yo…

Se me partía el corazón. Preferiría sufrir mil veces que hacerte llorar; pero entonces empezabas y yo con ganas de terminar, y gritabas, y gritaba, y me escondía entre la ropa, y te ibas e iba por ti, y volvías y yo no quería estar. Entonces sentía que perdía la razón. Ya nada tenía sentido. ¿Y quién sentía como tú? ¿Y quién creía lo que yo? Más valía que explotara el mundo en esos gritos. Que se cayera el techo sobre los dos. Entonces sí derramaría una lágrima, entonces sí diría ¿qué he hecho yo? Entonces sí te abrazaría, hechos pedazos, y sentiría lo que tú, y pensarías lo que yo…

Entonces el sol no se desliza, lo inunda todo. Por allá se oye el sonido de un claxon, el pitido de una canción. No estoy en Reforma, o Insurgentes, no es aquel el monumento a la revolución. Me tallo los ojos y es el fantasma que suspendido sobre el camino me indica el camino de regreso a casa. Ahora alcanzo a distinguir la lomita, la catedral, el forum, el malecón. Sigo de frente y siento el calor. Pienso en cuán emocionada te sentías de estar aquí. Ibas a conocer a mis padres mientras yo te contaba lo lindos que son. Te recuestas en mi hombro y empiezas con una historia que no acaba sino hasta que te desvaneces por completo en una sonrisa. Escribo tu nombre en la ventana y esbozo apenas unas palabras. Ya ni forzando la vista veo el departamento y me pregunto si a esta hora habrás terminado de comer. No volverías sino hasta pasada la una… ya son más de las cuatro en Culiacán.

... ¿quién entierra el te amo cuando se le mata con un adiós?


Para Rigel.

domingo, 3 de junio de 2007

Charlas con Dios II

Sindhy: ¿Le dan de comer a Yahel en la guardería?
Luis: No, wey, el presupuesto sólo les alcanza para mancharles la ropita con Gerber.
Sindhy: Ja ja... qué sangrón; ja ja... ja ja ja ja ja ja... ja ja
Luis: Ya basta.
Sindhy: Ja ja...



César: Qué jodidos están en la ciudad de los niños. (Un orfanato en Culiacán)
Luis: ¿Y sabes por qué está jodida la ciudad?
César: ¿Por qué?
Luis: Porque no funciona su economía, faltan los trabajos verdaderamente productivos, wey, todos quieren ser bomberos, vaqueros y astronautas...
César: Qué mamón.


Luis: Lloro.
Mamá: ¿Por qué?
Luis: Porque en cuanto entré a entregar las películas a blockbuster el muchacho me dijo: Usted tiene retraso.
Mamá: Ja ja, ya te conocen.
Luis: Seh. ¿Se me nota tanto?


Luis: Jorge Tón
Miguel: Vanessa Hualcoyotl
Luis: Cristal Egona
Miguel: Aimee P. Garon =ó(
Luis: Ja ja ja ja ja...


Cristina: Jelou.
Luis: ¿Qué onda?
Cristina: Nada, aquí, pasándola.
Luis: Pues pásala.
Cristina: ¿Qué?
Luis: Chiste mamón.
Cristina: Ah, ja ja ja ja ja...
Luis: Je.


Liuba: ¿Qué onda, feo?
Luis: Aquí, comprándome un espejo.
Liuba: ¿Para ver lo feo que estás?
Luis: Algo así, es más bien un regalo.
Liuba: ¿Para quién? ¿Para tu novia? Ja ja ja ja
Luis: Me rindo.


Wero: ¿Ya viste el nuevo trailer de...
Luis: Johnny?
Wero: ...
Luis: ¿Cuál trailer, wey?
Wero: El del los piratas del caribe.
Luis: Sí, aunque pinche carro viejo y descontinuado, wey, cómo esperan navegar propiamente. Estaba mejor la perla negra.
Wero: ...
Luis: Je je.


Luis: Yo les doy un "veinte".
Ki: ¿Qué?
Luis señalando con la mirada la blusa de Ki con un "19" bordado en el frente.
Ki: Ah, jajaja, baboso.

sábado, 2 de junio de 2007

Respecto a la Meme

Respecto a la chingadera esa de las fotos de los zapatos, se la paso a:

Cirantis
Foster y...
Ki.

Tienen que hacer lo mismo que yo, y se chingan.

Saludos.

El chiste del día

Sherlock Holmes y Watson deciden tomarse unas pequeñas vacaciones en los hermosos bosques canadienses. Al llegar, instalan todo lo necesario para acampar. Se van de excursión por doquier. Colectan leña, insectos raros, pescan, hablan de la vida, cazan y al llegar la tarde, cansados vuelven al campamento para comer. Al terminar el día, con malvaviscos en el fuego y una charla amena y profunda, se retiran a dormir. Una vez acostados, Sherlock, observando el cielo dice:

-Watson, ¿qué te dice el hecho de que podamos observar el cielo estrellado esta noche?

Watson sin dudar por un instante, suspirando profundo y aguzando la mirada empieza a decir:

-Me dice que aún siendo el universo tan vasto y lleno de improbabilidades, aquí estamos, tú y yo, bajo ese inmenso capuz, como el milagro más grande jamás imaginado. Que aún siendo tan pequeños comparados con esas supernovas y galaxias, somos nosotros los elegidos -si acaso por un ser mayor- para ser los agraciados de entender la magnitud de lo que significa la vida; y a la vez los responsables de cuidarla, para nosotros, y para la vida misma, pues debemos celebrar este milagro cuidando a nuestra naturaleza todos y cada uno de los días por venir.

Y volviendo la mirada a su fiel maestro y compañero repuso:

-¿Y para ti, Sherlock, qué significa?

Sherlock, en un gesto de autosuficiencia y verdadera consternación finalmente dijo:

-A mí me dice... !que nos han robado la casita de campaña, idiota!

Chispas IV

Un estribillo
de oropel
para mi amada
de papel.

viernes, 1 de junio de 2007

Meme

Estos son algunos de los zapatos que a diario me acompañan por el mundo... el resto serían meras variaciones de los que a continuación se muestran por petición de mi muy querida amiga, pequeña saltamontes. Sin más preámbulos... ahi les va:


¡Que no me los robé de los bolos! Los de siempre.
Cafesesesesesesessssss!

Los Converse...


Los de trabajo... llenos de yeso... je.







¡LOS ROJOS! -no era necesario gritarlo-.





Los deportivos, pa jugar basquetbol en este caso. Con las piernas igual de blancas, flacas y peludas; todo un hombre de bien.






Ligerísimos, muy cómodos y cafecitos :D con galletas.







Los cómodos, casuales, para andar medio fresa, jejejejejejejejejejejejejejeje... jeje... je... j.








Mis pies blancos, ja!









No encuentro el otro :ó(























Y para terminar; los serios. Cuando voy a la iglesia, bien guapo, como Bart, ja.