lunes, 25 de junio de 2007

Lenguas muertas II

Solo, de idioma una imagen,
con la voz apenas audible en una cita que tinta profiriò.
Una remembranza de marras anega la hoja blanca
que en sus trazos se escurrió.
Un lucubrar de ideas abstractas en vaivenes de sí plasmar,
hilvanadas lentamente, como el viejo que aguja, en el lecho postrero,
hila sin premura ni pesar.

Un ululato se oye entre rendijas.
Un crujir, maullido,
un caer de libros súbito apura mi mente.

Cual bandada de aves contritas por el verde ido,
renuentes a alzar el vuelo
que veja las alas túmidas de tanto esfuerzo en el hielo,
llamadas al calor,
constreñidas quizá por un estruendo que amenaza con borrar su lar,
azoradas, con el corazón del espanto,
antes de salir segando el viento para su sino ideal encontrar...
así mi mano de mar busca la pluma.

Aterida la imagen en mi mente,
cual roca inamovible, cual flor inmarcesible,
se esboza límpida, hialina, una nobilísima dama,
quizá nivea la blancura, ataviada en una saya.
¡Fulgor que derrama la tinta en un idilio!
¡Ojos que buscan camino en el guiado por Virgilio!
Deseo que ensoberbece y al final estalla...

Lánguido, exangüe, quizá exigua mi porfía.
Palabras miles, de poemas letanías,
empero jamás pude decir
de la belleza de María.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un buen post.
Creo que nos parecemos.
Un Saludo.