viernes, 11 de mayo de 2007

Ampollitas

Tengo una ampollita en la boca, creo que una de esas llamadas "Aftas". No sé qué enfermedad tuve, pero su última consecuencia fue ésta.

Ahora, si Dios me odia, no sé por qué no me lo dice de frente, en lugar de estarme mandando mensajitos sutiles pero más que contundentes.

Qué horror.

Hay dolores más grandes, estoy de acuerdo, que los hombres somos muy chillones... quizá. Sólo sé que esto desencadena una serie de malestares que son molestísimos.

Me duele, lo cual ya es grave. Duele constantemente, duele sin cesar, duele como si un maldito mosquito me picara incesantemente por horas y horas y horas y horas.

Me pone de mal humor.

No sólo duele, provoca que uno esté tentándose con la lengua el área lesionada, lo cual sólo me produce más dolor, pero más ganas de estarme tocando con la lengua el área lesionada, ja. El cuento de nunca acabar.

Me pone de mal humor.

No sólo duele y me provoca tentarme con la lengua, no me deja hablar bien, lo cual hace que esté callado cuando quizá necesitaría conversar con mi gente para no estar de mal humor.

Me pone de mal humor.

No sólo me duele, me provoca tentarme y me tiene bajo un voto de silencio obligado, ¡no me deja comer! Entonces sí me encabrono y me pongo de mal humor; pero de malísimo humor.

Por eso esta noche mejor me voy a dormir temprano. He tenido más lindas pesadillas.

Adiós.

1 comentario:

Pequeña Saltamontes dijo...

:(

¿Sabes qué hago yo con esas cosas?

Las ataco de frente con jugo de limón.

Arde cañonsísimo... pero cauteriza de cuasi-volada.

Espero que ya se te haya quitado.

Besitos.