jueves, 24 de mayo de 2007

Mi Culiacán


No es broma. Es la mancha en esa pelota candente que se anda paseando por el espacio como las brasas moribundas que echamos al agua para que al fin se vayan en un último suspiro. La diferencia en este caso es... ¿adónde podemos echarnos nosotros?

Tenemos tres ríos, técnicamente. Razón suficiente para que nuestros ancestros, llámense españoles o cahítas, dijeran: "Qué a toda madre, yo aquí me quedo". Con los paisajes verdes, el agua y las mujeres bellas... no los culpo. El único pedo es que estoy 100% seguro de que los pendejos llegaron en Enero.

Diciembre, enero, febrero y marzo. No hay más. No hay más días de cualquier otro mes en que uno pueda decir: "Que a toda madre está el clima, casi ni he sudado". Esto con las grandísimas excepciones, como en este año, donde uno dice: "Ay, qué raro está el clima, ¿no? Pinche calorón en las tardes y en las noches hasta suéter me pongo". El pedo, una vez más, es que:

1. Los culichis necesitamos un frío de 22 grados pa ponernos la chamarra y hasta la nueva bufanda que compramos en Liverpool o los guantes.

2. ¿Dónde está lo raro si siempre ha sido así?

Con la agradecida excepción, otra vez una vez más, en que llegan esas agradabilísimas lluvias de enero y febrero, no hay días enteros que duren fríos.

Lo curioso es que, si me están leyendo los culichis dirán: Ah, qué mamón este pendejo, si si hace frío, no seas pinche exagerado". Porque así hablamos. Lo curioso es que, ps no, no hace tanto, pues. Sólo le decimos así para lucir nuestras siempre exuberantes ropas de invierno que tanto nos -me cuento- encantan.

En resumen, tengo calor.

El calor de siempre. El calor agradable. El calor de 47 grados a la sombra. El calor que nos lleva a meter las patas en las aguas de Altata comiéndonos un kilo de mariscos con una cerveza bien helada. La razón por la que hay tantos expendios por la ciudad. La razón por la que salir a comer entre 1 y 4 es una mentadísima de madre. El calor que nos hace decir: "Ah, qué pinche calor"... pero que siempre hemos sentido y con el que vivimos a regañadientes, pero aquí. Siempre aquí.

Tengo calor y lo curioso es que cuando sale una oportunidad para dejar la ciudad por unos días digo: "Nah, qué -frase prestada-, yo aquí me quedo". Voy por unas cocas heladas y un caldo, ja.

Yo aquí me quedo, como dijeron los pendejos españoles o los idiotas de los Cahítas. Así cómo se le va a quitar lo pendejo a uno pues.

4 comentarios:

Pequeña Saltamontes dijo...

¿47 grados a la sombra?

Ahora entiendo por qué el otro día que dije "¡Qué calor!" los dos chicos de Baja California con los que comparto casa me dijeron "¿Calor este?".

Cirantis dijo...

jaja han de estar ustedes como los de Mexicali que con pokito frio ya se andan enchamarrando y los de mi pueblo dicen "uy no aguantan nada" jeje...pero pues yo soy termino medio jeje ya q soy de chikali pero pues vivo en TKT tons ni pi ni pa jaja..ni frio ni calor ahhhh!. =)

Ugolino dijo...

Una disculpa si por decir "Pendejos españoles" ofendí a gente que realmente me encanta.

Es sólo la manera en que hablamos por acá, es más una muletilla que siquiera una ofensa blanca.

Aparte, como todo mexicano, tengo sangre española en las venas.

Una disculpa.

María dijo...

No sé si te refieres a esto...pero vamos que la verdad es que no soy nada patriotica, no me siento de ninguna parte :D

Aun así gracias por haberte acordado de mí.