domingo, 2 de septiembre de 2007

A casa

Tímido el corazón se salta un pequeño latido,
lo alarga, siempre más, cuando le ve llegar.
Cuando en esos ojos ve la luz que le faltaba,
cuando nace el día en oriente
y nos pesa tanto a cuestas
que la sombra busca refugio bajo cualquier cosa.

Pareciera que el sol -soñoliento- ha perdido un rayo.
Un halo que le cubre al viento hasta el último cabello
y que apurado sólo busca tras las nubes,
entre nardos y estelas de agua, el resplandor.
Empero, es nacido de sus ojos,
y en cada rincón se le derrama.

Es entonces que, como en el cielo las estrellas,
se ilumina en partes mi conciencia.

El mar detiene una ola.
El ocaso le consume y llora.
Se han bordado las holandas de sal.

La vieja carcacha ronronea.
Escupe filones de carbón humo,
de oro.
La oscuridad de noche se adelanta.

Sentirse en ti es tan sencillo.
Un gato te brinca al regazo.
La charla terminó
y es sólo que empieza la mirada.

Un alto fuego se adelanta,
me cierra el paso,
no me deja pensar.
Un beso encendió la fogata
y en equívoco
mi corazón.

Despertar,
un niño se asoma a la baranda,
salta y la luna le posee en júbilo.
Es el mundo que trae de cabeza.

Empiezo el verso
-uno invisible-
así cuando lees
no hay nada más.

De pronto el amanecer me viene rojo
en un parpadear titilante
y la distancia empieza a tomar forma.
Sobrecogido al romper el misterio tan hondo silencio,
veo cómo, con los ojos entornados, ahítos de sí,
arrastrando ahora una erosión de aguas,
-ay, señor, que me lleve completo-
la verdad es desilusión;
de saber que la esperada visita a lontananza,
el esperado suceso de ti,
se trasfigura de hito en hito,
abriendo la neblina y revelando algo más
-acaso inesperado-...

Eres sólo un sueño
y quizá es hora,
sí, ya es hora,
de que vuelva a casa.

1 comentario:

Cirantis dijo...

lindo...armonioso como me gustan je...