viernes, 14 de mayo de 2010

blahblah

¿Adónde vas, mujer?
Son andariego, que en tus pasos descalzos me fulminas.
Eres la prosa noctámbula,
carboncillo ensimismado de ondas fugaces
que en un trino de cristal níveo versa lo que me pecho disimula.
Que es tiempo de sequía,
que las nubes estivales del glaciar nimbado entre los cielos
se marchita pues se apagan hoy tus pasos; se apartan tus caminos.
Se alejan, agreste corcel de finas ataduras.
No has cambiado un instante y te sientes tan distinta.
Tan ida, tan perdida, con el suave estertor del olvido rondándote los pasos.
Y yo quedo aquí. Tan yo, tan mío.
Sitiado en mi epidermis.
Deseando ese azul tan de los cielos no transmute,
no se gaste tantas veces a un cetrino atardecer.
Yo silente, con el pecho acongojado de ecos y madreselvas viejas
apretadas al corazón. Enredadas en el alma.
Contando mis latidos en tus pasos,
secos, distantes, apagados,
hoy que te has ido.

No hay comentarios: