lunes, 3 de mayo de 2010

Si pudiera

Si pudiera hablar de cualquier cosa;
si mi voz pudiera alcanzar a tu sol por las mañanas
y te supieras tan libre como cuando mis palabras no te tocan,
-si pudieras percibir en el aire si mis palabras no te tocan-
y no huyeras completa al verme invadir tu espacio.
Si como el tiempo, que abandona al espacio de todo sentimiento, no te fueras,
y detrás quedara tu inocencia -la virtud,
siempre tan fecunda de nuevas sensaciones-,
que no es otra cosa sino tú misma;
yo sería aquel que te llama siempre,
aquel que te nombra la coautora de los días,
de estos días de los dos.

No sé de un mejor hola que aquel que se te escapa a la mirada;
no sé de otra mirada para vivir embelesado al yugo,
anárquico, acérrimo,
la voz callada y voluntariosa que nace de tus ojos,
por la cual el hombre
-este hombre-
anega mares de palabras que mueren antes de cualquier pensamiento previo.
Por la cual guardo silencio mientras como un címbalo resguardado
espero que los sonidos -el tuyo, el mío-,
se entrelacen libremente aniquilando al ruido indigno,
en un saludo que ha nacido mucho antes de entre las almas.
El principio mismo de la pasión por la que muero.
Un hola antes que un adiós.

No sé vivir en la duda.
Si vivo es por un sonido; si muero es por saber de ti.
Existir es nunca dejar de sentir.

Ugolino Marevi
L.C.

1 comentario:

Karmelitha dijo...

Who says you can't?