jueves, 2 de agosto de 2007

¿Rebeca?

"La posibilidad de su nombre cambia las cosas; ¿Rebeca? Esbozo una sonrisa. Uso apenas los músculos necesarios para lograrlo y ahí está, una solitaria e inexperta sonrisa que asomada a mi mirada apenas pudiera sentirse como el preludio de un tibio hola. Después de una soledad inherente, unos instantes sin poder hablar no son nada. Una vida llena de avistamientos fortuitos y encuentros pasajeros que no perduran ni lo que un aroma y sin embargo los llevo en mi mente a todos: La pobre mujer mendigando, la muchacha de mirada perdida, el viejo que rehúye los ojos de otro hombre, y ahora ella... Había olvidado lo que hace bella a una mujer. Y no hablo de esa cordialidad que nace del tiempo compartido y los años de amistad, no. Hablo de esa figura perfecta y delicada parada frente a mí, inmóvil, ausente de mi mundo y dando forma a todo el suyo. Ahí donde termina su aroma y empieza su recuerdo. La observo un instante, sin invadir su espacio, descansando la mirada en otro lado con cualquier pretexto pues una visión así se disfruta mejor en pequeños sorbos, como el buen vino. Así. Volteo una vez más y luego al suelo bañado por su sombra. ¿Rebeca? No lo sé. Sólo sé que me atormenta la posibilidad de su existencia. Cuando en mi embeleso todo se diluye junto con mi razón no permitiendo sea posible nadie y nada más que ella. Y heme aquí, con la cabeza reclinada entre los pliegues del asiento, tratando de no pensar, no recordar, no saber de su existencia y nunca así de más nada. ¿Será Rebeca?

Será el por siempre nefasto seudónimo del olvido”.



Para una visión imaginaria.

2 comentarios:

Miz Antropia dijo...

a veces se juega con quien no se es para alcanzar al que se desea

María dijo...

Me has dejado perpleja, sin duda de todos tus escritos, por ahora este es el que más me gusta y para mi gusto el más elaborado ;)