viernes, 10 de agosto de 2007

Cartas

Hola, sé que estás ocupado y no quería importunarte con mis cosas, pero necesitaba hablar. Creo que ésta es la mejor manera. Léela cuando puedas. Yo aquí sigo.

Estoy bien. No me puedo quejar. El trabajo, la familia, todos en paz y saludables. Mi sobrino está creciendo, como todos los niños, me imagino. No quiero sonar demasiado orgulloso. Es muy lindo y aún no cumple los dos años. Mi hermana está feliz. Ella también se encuentra bien. Trabaja y ya casi paga su carro. Al que se le descompuso el carro fue a mi hermano, ahí anda medio batallando, pero ya está en el taller, al menos. Mi mamá le dio el dinero para pagarlo, sólo porque yo no estaba en el momento. Ella está bien. Abuela orgullosa. Sigue trabajando y anda muy sonriente. De hecho, se fue el fin de semana a la playa. Creo que es bueno para ella, después de todo lo ocurrido.

Murió mi papá, ¿sabes? Me imagino que sí. Ya deben haberte dicho. Me habría gustado verte en el funeral, sabes que te apreciaba, pero entiendo. La vida sigue, ¿no? Al menos para nosotros. Mi madre lo está tomando bien. Había mucha gente ahí para recordarle que es bello vivir. Aunque ahora que mi abuela estuvo enferma la vi muy preocupada y triste. Se le venía todo encima. Entonces, cuando murió, nomás se soltó llorando como si también llorara lo de mi padre. Fue un funeral pesado el de mi abuela, era señora de mucha gente. Fue difícil decir adiós a tantos nombres: Mamá, abuela, hermana, ya sabes.

Estamos bien, en verdad, y queremos estar mejor. Supe que habías cambiado de trabajo a uno mejor. Felicidades. Quise llamarte pero no me contestaron. Supongo que cambiaste de teléfono. Supe también que ya tienes otro hijo. Debes estar muy orgulloso. Ya son tres y no podían llegar a una mejor familia. Ya debe tener cuántos, ¿dos años? Algo así. Yo también cambié de trabajo, de hecho, pensé que alguna vez te vería. Trabajamos juntos en Hermosillo. Pero no te vi. Será la próxima. Ya no he practicado deportes. Me ganó la flojera. No encontraba con quien ir y al llegar, eran puros niños. Supongo que eso pasa cuando uno crece.

Tengo tiempo que no veo a los de la bola. Unos ya no viven aquí, otros simplemente ya crecieron distintos. Te los encuentras en la calle y todo lo que haces es hablar de gente que ya no está, ni para uno ni para el otro. Quedamos en llamarnos pero la verdad es que el teléfono no suena. Les he dejado recados en casa pero no vuelven a llamar. Han de estar ocupados. O nomás les ganó la nueva vida, y prefieren estar allá. Ni qué hacer. Yo no consigo novia ni yendo a bailar a Chalma, ya sabes. Soy muy difícil para eso de las mujeres. Que si grita mucho, que si no sabe qué es el mischmetal, cosas así. El problema es que uno sale y le ven a uno cara de sangrón cuando uno no lo es tanto pues. Pero bueno, ni hablar.

Yo también me mudé hace tiempo. Por ahí vivo, a 4 casas de la tuya. Me imagino que a estas alturas ya te debes haber enterado, ya llevo seis meses ahí. A veces, cuando llego del trabajo, me asomo a ver si te veo. Incluso conocí a tu esposa. Es muy linda, debo decir, y el niño ha sacado tu cabello. Pregunto por ti y me dicen que llegas muy tarde y muy cansado como para hacer festejos. Lo entiendo, así debe ser trabajar y tener una familia grande como la tuya. Sólo espero un día se den la vuelta por acá. Mi casa está muy grande y muy vacía y a veces me encuentro tratando de llenarla de mis charlas al techo y de amigos que no van, lo cual me parece una lástima, ya que bien que cabrían las visitas en una carne asada, como las que solíamos hacer en la casa de mi madre. Incluso vi la que organizaste, supe que bautizaron a los niños. Aún recuerdo como decías que yo iba a ser padrino, pero supongo que la vida cambia, y tu mamá debe haberte convencido de que fuera otro y no yo que ni me he casado. Ya será si tienes cuatro. Incluso les dejé el regalo en la puerta de entrada, espero lo hayan recibido.

Bueno, la carta se ha hecho ya muy larga, me dejé llevar un poco. Tenemos rato sin hablar. En realidad lo que quería decirte es que, quizá me vaya lejos, fuera del país. Hay una gran oportunidad de trabajo en Alemania y puede que la tome. Será muy difícil volver y cuando vuelva pues, sé que quizá me pase el tiempo con mi familia. Será difícil verte. Espero me disculpes por ello pero hay manera aún. Podemos llamarnos o escribirnos, quizá incluso verte a través del Internet que tan útil es ahora. La verdad es que quería despedirme de ti en persona pero ahora que estás de vacaciones pues, ha sido imposible. En fin, ya te veré un día. Cuídate mucho, ha sido un placer conocer a tu familia y estamos en contacto. No podía irme sin despedirme de mi mejor amigo. El único, a fin de cuentas, por siempre.

Te quiero, canijo.

Adiós.

6 comentarios:

Cirantis dijo...

bonita carta...es triste cuando por cosas de la vida o destino te alejas de tus amigos y despues del tiempo te los encuentras y lo normal...el impulso es ir a saludarlos..saber como han estado, que han vivido en todo ese tiempo ausente...y es triste que a veces pasen a un lado e ignoren tu presencia...finjan no reconocerte.no se porq actua asi la gente..pero aun asi uno se queda con el bonito recuerdo de aquellos dias, ya que dicen muchos por ahi que asi es la vida....y asi es...lamentablemente....

Besos ninio....te extranie mucho..im back..que dices ya volvio la latosa jaja...sorry

Ki dijo...

hola amor... te extraño.. disculpa lo de ayer...
siempre me da en las noches... cndo me doy cnta lo lejos ke estoy de casa y de lo ke amo..

te necesito.. demasiado..

te amo papa!..

llama.. si?...

Ki dijo...

hola amor... te extraño.. disculpa lo de ayer...
siempre me da en las noches... cndo me doy cnta lo lejos ke estoy de casa y de lo ke amo..

te necesito.. demasiado..

te amo papa!..

llama.. si?...

Foster dijo...

U_U

María dijo...

Por Dios Luis...en una de estas me partes el alma. Me parece que sé como te sientes, me suelo sentir así casi siempre...Echas de menos a tu padre, ves que te haces mayor, etc...me pasa igual, solo que con mi madre y todo se empieza hacer demasiado dificil y complicado.

María dijo...

Hay cosas que no tienen solución, pero creo que merece la pena empezar a ver la vida con otros ojos ¿no crees?

Un abrazo