lunes, 15 de octubre de 2007

Charlas con Dios VII

-No puedo dormir.
-Yo tampoco.
-¿Tú duermes, señor?
-Claro.
-Jamás lo imaginé. Pensaría que estabas tan ocupado en tus cosas y que eres tan poderoso, que no necesitabas dormir.
-... sí, ocupado... claro.
-¿Y sueñas?
-Así naciste tú.
-¿De verdad?
-La verdad, no. Digamos que la maestra...
-Entiendo. Soy un proyecto escolar a regañadientes.
-Disculpa.
-Ya estoy acostumbrado. Además, si me hiciste a tu imagen y semejanza, también la llevas. Oye, pero ¿y Eva?
-La maestra, je je...
-Picarón, con que te gustaba.
-Ah, estaba tan bien que me esforcé al máximo por reprobar la clase.
-Ah, entonces por eso...
-Sí.

Kiut

-Voy a tener que pedirte que vacíes tus bolsillos.
-Pero, ¿por qué?
-Porque creo que me has robado el corazón...

Por si extrañaban mis chistes



Un mexicano se encuentra a un chino y le dice:

¡Hola!

Y el chino contesta:

Las 12:30.

viernes, 12 de octubre de 2007

Triste

Sí, cuando ese sentimiento de que algo pudiera pasar en cualquier momento es la mejor parte del día.

¿Cuántos años se puede vivir así?

jueves, 11 de octubre de 2007

Qué cosas

La gente se pasa la vida alardeando que no les interesa lo que digan los demás. Que son ellos mismos, sin importar el mundo.
Únicos.
Incluso lo predican como la primera señal de madurez.

Y luego se enojan si les dices algo que no les gusta.

Ja.

martes, 9 de octubre de 2007

Tercera llamada

Era fácil deducir de dónde venían esas manos temblorosas y moldeadas en callos. Una enorme caravana, un productor empedernido, un acto hechizo de quiromancia. Aún se le sentía lúcido como en antaño, pero ahora el espejo se le desprendía de la mirada en un reflejo repulsivo. Había envejecido en algún punto entre escupir sobre sus palmas y codos quebradizos como única crema humectante, y atacar las garnachas, frijoles, tortas, chilaquiles, o cualquier cosa al alcance, como desayuno. Incluso en ocasiones, cuando el dinero faltaba, podía encontrar la saciedad en la confitería de junto, confundiendo al hambre con cualquier regaliz.

Era fácil saber que la vida no era mucha entre los jirones de tela que cargaba como ropa. Un enorme garañón de mil batallas, ahora tranquilo, sonriente. Justo cuando inerme, la vida desdeñaba darle una última pelea.

Sentado en las ruinas de su viejo apartamento, soñaba con aquellos días de grandes espectáculos, de dinero, de hermosas mujeres. Cuando tenía peso sobre el destino, sobre la vida entera. Ahí, bañado por el relente nocturnal, entregaba sus últimas palabras a los grillos abajo y las libélulas arriba, merodeando las cristalinas telarañas que lustraba la luna.

-Es un milagro –dijo en un último suspiro-. Todo el tiempo tuve la vida en mis manos. Toda la vida tuve el tiempo… Siempre peleando por más. Y ahora que el minutero se alarga mucho más allá, no se me ocurre mucho más nada. Si tan sólo hubiera sabido antes, habría conseguido unos cuantos números extra, una última función; unas líneas por entre los nuevos callos. Uno diría que la vida no se deja emborucar.

Meditabundo esperaba el fin, preocupado apenas por vez primera, con la voz ahogada y el pecho compungido, cavando su cárcava en el corazón.

viernes, 5 de octubre de 2007

Mi gente

Yaneth: ¡Hooooooooolaaaaaaaa, amiiigooooooooo!
Luis: Hola, niña :) ¿Cómo tas?
Yaneth: Bieeeen, ¿Cuándo nos vemos?
Luis: Cuando gustes.
Yaneth: Sale, le llamo en la semana.
Luis: Zas.


Gloria: Booger.
Luis: Hello, dear.
Gloria: Hi, love.
Luis: How are you?
Gloria: I love you.
Luis: I love you more.
Gloria: Not nearly as much as I love you.


Iné: Hola.
Luis: Holas.
Iné: ¿Qué hace?
Luis: Nada.
Iné: =P
Luis: ¿Y usted?
Iné: Nada.
Luis: =P


Issis: Kiko
Luis: (K)mua
Issis: ¿Cómo tas?
Luis: Bien, ¿y usted?
Issis: Bien bien. ¿Qué cuentas?
Luis: Nada, cansado de andar solo.
Issis: Ay, niño, ¿qué pasó con fulanita?
Luis: Nada, al modo.
Issis: Mándala a la chingada.
Luis: Jeje, seh.
Issis: Neta, pero mándala. Es más, yo la mando, jaja.
Luis: Jaja.
Issis: Ya llegará.
Luis: Seh.


Cristina: Jelou.
Luis: Hola, niña. ¿Còmo le va?
Cristina: Bien, ¿y a ti?
Luis: Bien, haciendo nada.
Cristina: Para variar, jaja.
Luis: Sehh. Como te la pasas a toda madre montando vacas en tu rancho.
Cristina: Humm, acá no hay vacas.
Luis: ¡Taxi! Muu. Gracias.
Cristina: Jaja
Luis: Cerdos, pues, gallinas.
Cristina: Jaja, te pasas. Si no es un rancho.
Luis: Seh.


Asia: Luluuuuuuuuuuuuuuuuuu!
Louie: Hey! What's up?
Asia: My boobs! Every day a little more.
Louie: Haha, my my, boobylicious.
Asia: That's Asia, definitely, haha.
Louie: Haha, so, how are you? Besides L-( o Y o )-king good.
Asia: Haha, Im fine. Wanna hear a story?
Louie: Definitely.
Asia: Great, here it goes...


Luis: Hola, nunca saluda.
Noemí: Ya sabes.
Luis: Sí, sangrona. ¿Cómo estás?
Noemí: Viva.
Luis: Ja. Ya es ganancia. ¿Qué haces?
Noemí: Bajo el disco de Cerati, busco una nueva plantilla para mi blog, batallo con unas ecuaciones, encontré dos libros que estaba buscando y me metí a un concurso de leer, y tengo ganas de llorar.
Luis: ¿Porque no tienes tiempo para terminar tu tesis?
Noemí: Sangrón. Octavio me plantó.
Luis: Pensé que no se hablaban.
Noemí: Aún no.
Luis: Ja...


Pilar: Aló aló?
Luis: Holas, (K)mua.
Pilar: Hola, flaco, ¿cómo estás?
Luis: Bien, intentando editar unas fotos. Checa.
Pilar: Jaja, flacooooooooo, ahi la llevas, jaja. Está a toda madre. ¿Dónde es?
Luis: En el funeral de mi hermano.
Pilar: Jaja, hijo de la chingada, no me asustes, jaja.
Luis: Jaja, nah, en una boda, niña.
Pilar: Jaja, checa las mías. Las tomé de cabeza, a la carrera, en el techo de una camioneta a 120 millas por hora con mi cámara viejita.
Luis: Jajaja, no mames, está bien chingona. Ya me dio pena enseñarte la mía.
Pilar: Jaja, no seas mamón. Si está bien padre.
Luis: Jaja, gracias. Un día voy a comprar tus fotos.
Pilar: Jaja, te amo, wey. Primero ayúdame a venderlas.
Luis: Jaja, te amo. Sale y vale.


Inu: Hola.
Luis: Hola hola.
Inu: ¿Qué haces?
Luis: Medio escribir, es la historia de...
Inu: Ciao!


Miguel: Hola.
Luis: Hola.
Miguel: ¿Ya supiste del accidente?
Luis: No, dime.
Miguel: Checa.
Luis: No mames. Iban niños.
Miguel: Sehh.
Luis: Se hicieron chambritas.
Miguel: Jaja, se hicieron popó.
Luis: Jajaja


Janeth: Luuuuuuuuuuuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiissssssssssssss!
Luis: Jaaaaaaaaneeeeeeeeeeeeeeeeeeeethhhhhhhhhh!
Janeth: :)
Luis: Beso, hermosa.


Luis: (K)mua
Yunive: :P


Luis: Hola, niña.
Marilú: Hey, hola, ¿Cómo estás?
Luis: Bien bien. ¿Y usted? ¿Atareada?
Marilú: Síii, ando para arriba y para abajo.
Luis: Jeje, y con este calor. Me metí a bañar y te juro que había gente en toalla saludando. A través del vapor.
Marilú: Jajaja
Luis: Como sauna...


Crystal: Buenos días, jovencito.
Luis: :)
Crystal: Están alegando en la oficina que Barney se parece a un compañero, jajaja.
Luis: :)
Crystal: Jajaja, pobre. Pero sí se parece.
Luis: :)
Crystal: Jajaja.
Luis: ¿Por barrigón y estúpido? ¿O porque por fuera es un moradito atractivo para los niños y por dentro es sólo un viejo rabo verde y desviadón?
Crystal: No es gracioso.
Luis: No era chiste.
Crystal: Evidentemente.

jueves, 4 de octubre de 2007

Sad but true

Hace tres semanas que me instalaron mi teléfono en casa. No podía estar más agradecido. Incluso, salí al instante en busca de mi nuevo teléfono inalámbrico. Obviamente, compré el mejor de los que vi. Hace tres semanas.

Ahora recuerdo por qué no tenía teléfono. No he llamado. No me han llamado. Sólo una vez, para probarlo.

Cero.

Me pregunto si valdrá la pena conservarlo.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Para llorar

Algunas películas con las que lloro, je je.

-Un mundo perfecto (el final)
-Danza con lobos (el final)
-Gattaca (el final)
-Toy story (cuando Buzz no puede volar)
-Mulan (cuando el emperador le agradece)
-Top Gun (cuando muere Goose)
-I, robot (cuando se hace amigo del robot)
-El señor de los anillos III (cuando Aragorn se arrodilla frente a los Hobbits)
-Sueño de fuga (el larguísimo y orgásmico final)
-Jerry Maguire (Cuba en televisión)
-Jeepers Creepers (el triste y perturbador final)
-El guardaespaldas (el final)
-Belleza americana (porque jamás deberían matar a Spacey)
-Diamante de sangre (el final)
-Los infiltrados (porque no debían matar a Leo de nuevo)
-Vuelven los García (porque no deberían matar a Pedro Infante nunca)
-La oveja negra (toda)
-No desearás la mujer de tu hijo (toda)

Luego pienso en más.

Mención honorífica para un comercial de televisa, donde el papá sale enojado de casa porque no llevó arbolito de navidad, se sube al carro, se le aparecen los tres reyes magos en el auto, los corre, regresa a casa, su familia lo recibe con algarabía, él desconcertado no sabe qué pasa, y en el carro trae un arbolito de navidad amarrado al techo.

Para llorar.

martes, 2 de octubre de 2007

Tareas

Entre la espesura, se colaban apenas los destellos de un sol exhausto. Millones de hojas y flores seminales ahora se inflamaban en amarillos y naranjas, en una diaria despedida del calor taciturno. Ésas eran sus mejores palabras. Abajo, Gardel se apeaba del español. Su blanco irremediable sólo brillaba más entre los brazos de las sombras intermitentes. Sin duda, era la hermosura de ese ejemplar lo que lo había llevado hasta ahí, pero ya era hora de partir con apenas unas cuantas visiones que no sabría interpretar ahora, tan cansado, como realidad.

-Hazte por agua –le dijo-. Hazte ahora que es un largo camino de regreso.

Se respiraría la tranquilidad en el bosque, cuando es muy tarde para andar fuera, cuando es muy temprano para los animales nocturnos que a diario se escabullen por entre sus vericuetos. Píceas, pinos silvestres, abetos, alerces, abedules plateados, musgos, helechos, son su hogar ahora, ya los llama por su nombre. Cada cual en su aroma, cada cual un amigo más, tan sencillo de reconocer. Se respiraría la tranquilidad, de no ser por el río, que ahora, aprovechando el mutis general, se arrellana en sus riveras en un soliloquio tumultuoso e infinito. La otra voz del bosque. Una que siempre susurra incontables pasajes y personas con severidad. Donde se hacen los hombres. Uno más.

-Hazte –reconociendo entonces una voz a lo lejos. Un cambio de tenor. Aguzando entonces el oído, prestó su mirada a la imaginación, con los ojos entornados. Era un timbre distinto, más parco, marcial pudiera decir. Entonces el español se alzó sobre dos patas antes de salir corriendo hacia el río. Gardel le siguió apurado por entre matorrales y al llegar al claro, supo el por qué había vuelto. Ahí, por el delta del río, aparecía una tropilla, si acaso perdida, de los más grandes y robustos animales que jamás había visto. Venían en procesión, pausados y dueños del lugar. El español llegó antes y se cruzó en saludos con el grupo, como siempre hacían cuando la memoria les decía que así deberían de estar. Luego llegó Gardel, que a unos cuantos pasos, con el agua hasta las rodillas, se quedó pasmado en la sorpresa. Como esperando que se avispara y se le subiera a la conciencia niña que ahora le jugaba una mala broma. No era posible que estuvieran ahí, eran miles de kilómetros. Y por vez primera entendió que el camino de vuelta iba a ser uno largo, duro, agotador, sobre el par de botas y el polvo andante. Nada más.